Al contrario que en otras entradas famosas, Ante La Justicia No se yergue ningún Guardián. destartalada, vieja, herrumbrosa, bastaría un simple empujón de tu parte para que entraras y pudieras apreciarla en todo su esplendor.
Por supuesto, lo del esplendor es figurativo, pues es imposible percibir luz alguna desde dentro, a lo más que podrías aspirar es a sentir un escalofrío por la espina y una sensación de hueco en el estómago.
Aún sin haber entrado, hay quienes aseguran saber que hay dentro; dicen entonces, que la entrada preside un recinto en forma de balanza que se inclina y se empina en relación a las injusticias que hayamos cometido equilibrandose con aquellas que sufrimos en carne propia; Otros, afirman que dentro, hay un anfiteatro donde, en turnos e indistintamente, somos parte o victimas de la mirada estática de cientos de encapuchados sin rostro, silenciosos y pétreos.
Los mas, sin embargo, parecen creer que La Justicia no es un fin, sino un medio y que atravesarla significa significa simplemente tener otra oportunidad de volver a nuestra vida y hacer lo correcto, esforzarse, luchar, patear, morder y tal vez morir para que aquello que nos rodea sea un poco mas justo que la vez anterior.
Por alguna razón, Preferís buscar otras puertas.
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