Cuando sintió el impacto de la bala en el estomago, y empezó a caer, esos segundos se hicieron eternos para él, y pudo ver probablemente mas de lo que deseaba, aunque ya no importaba, eso sería lo ultimo que vería.
Al despertarse esa mañana, se sentía con mucha mas energía de la usual, como si estuviera dispuesto a casi cualquier cosa. Su café estaba algo frío cuando se sentó a tomarlo, como de costumbre, y se había olvidado de comprar pasta de dientes el día anterior, pero nada que pudiera aguarle la mañana. En la oficina había podido terminar todo el trabajo que tenía atrasado de algunos día que había llegado con mas modorra de lo usual, y su jefe le había ofrecido la oportunidad de un pequeño ascenso al terminar el mes, y gracias a eso decidió ir a comer su comida preferida a su bar favorito, y también hizo su "buena acción del día" al comprarle el almuerzo a una mujer y su hijo que mendigaban en una esquina. Al salir, algo en su interior le decía que debía ir a visitar a su vieja y a su hermana, que no veía hace meses. Todo parecía estar bien ese día, todo resuelto.
Todos dicen que al morir toda tu vida pasa frente a tus ojos. Bueno, quizá no toda tu vida, pero si las cosas mas importantes de ella, las mas relevantes, tal vez, las que desearías volver a vivir o las que cambiarías para no estar en ese momento, donde los recuerdos llegan a tu mente.
Así se suponía que debía ser, con todos, pero no con él. Las cosas fueron diferentes en su caso. En instante eterno, una ráfaga casi infinita de imágenes, de ese tipo de cosas que nadie quiere ver, aparecieron en su mente. Ese tipo de cosas que todos saben que están ahí, pero que evitan observar con atención. Y al final, luego de todas esas imágenes, recordó la sensación que tenía al despertarse, la satisfacción que invadió su pecho cuando se jefe lo felicito y le ofreció el ascenso, y por ultimo la sonrisa de su madre y su hermana.
Él jamas creyó en el karma o el destino, pero había algo casi mágico en que no había nada para arrepentirse de lo que hizo ese día. Era un día ideal para finalizar una vida, y si no hubiera pasado hoy, y le hubiera muerto otro día, quizá su vida no habría terminado con una sonrisa.
Al despertarse esa mañana, se sentía con mucha mas energía de la usual, como si estuviera dispuesto a casi cualquier cosa. Su café estaba algo frío cuando se sentó a tomarlo, como de costumbre, y se había olvidado de comprar pasta de dientes el día anterior, pero nada que pudiera aguarle la mañana. En la oficina había podido terminar todo el trabajo que tenía atrasado de algunos día que había llegado con mas modorra de lo usual, y su jefe le había ofrecido la oportunidad de un pequeño ascenso al terminar el mes, y gracias a eso decidió ir a comer su comida preferida a su bar favorito, y también hizo su "buena acción del día" al comprarle el almuerzo a una mujer y su hijo que mendigaban en una esquina. Al salir, algo en su interior le decía que debía ir a visitar a su vieja y a su hermana, que no veía hace meses. Todo parecía estar bien ese día, todo resuelto.
Todos dicen que al morir toda tu vida pasa frente a tus ojos. Bueno, quizá no toda tu vida, pero si las cosas mas importantes de ella, las mas relevantes, tal vez, las que desearías volver a vivir o las que cambiarías para no estar en ese momento, donde los recuerdos llegan a tu mente.
Así se suponía que debía ser, con todos, pero no con él. Las cosas fueron diferentes en su caso. En instante eterno, una ráfaga casi infinita de imágenes, de ese tipo de cosas que nadie quiere ver, aparecieron en su mente. Ese tipo de cosas que todos saben que están ahí, pero que evitan observar con atención. Y al final, luego de todas esas imágenes, recordó la sensación que tenía al despertarse, la satisfacción que invadió su pecho cuando se jefe lo felicito y le ofreció el ascenso, y por ultimo la sonrisa de su madre y su hermana.
Él jamas creyó en el karma o el destino, pero había algo casi mágico en que no había nada para arrepentirse de lo que hizo ese día. Era un día ideal para finalizar una vida, y si no hubiera pasado hoy, y le hubiera muerto otro día, quizá su vida no habría terminado con una sonrisa.
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