sábado, 22 de marzo de 2014

San Lorenzo: 'El vestuario era un velorio'

COPA LIBERTADORES



Ciclón de dolor y broncas

Golpeó mucho la derrota en Chile que complicó la clasificación en la Copa. "El vestuario era un velorio", dijeron.

San Lorenzo: 'El vestuario era un velorio'


El dolor, la impotencia, la bronca, la tristeza, la desazón, el fastidio... Varias sensaciones son las que mandan en San Lorenzo tras la derrota más dura del año.

"El vestuario era un velorio" , le confiesan a Clarín. Es que tanto jugadores como cuerpo técnico y dirigentes saben que la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores, el sueño más grande del pueblo azulgrana, pende ahora de un hilo demasiado delgado.

La sensación principal, entre todas aquellas que antes se enumeraban, es la bronca. Sobró después del partido, en la práctica a puertas cerradas regenerativa de ayer por la mañana en el predio de la U de Chile y en el vuelo 2287 de Aerolíneas que depositó al plantel en Ezeiza cerca de las 20.30. "El partido estaba controlado, defensivamente estábamos bien", señalaba Edgardo Bauza, el capitán de este barco que ve cada vez más lejos su horizonte de sueños coperos.

Hay algo determinante en este San Lorenzo que comparten los dirigentes: en ninguno de los partidos que el equipo tiene "controlado" transmite la sensación de que realmente sea así. Si se arranca perdiendo, flota en el aire la idea de que no se puede remontar (el partido con Central fue la excepción). En cambio, cuando se pone en ventaja en el marcador, no asegura que pueda cerrar el resultado.

"Con el empate estamos adentro", le confiaban a este diario desde el seno azulgrana en la previa. Quizás por pensar demasiado en ser ordenados y no perder, el equipo jamás desequilibró en ataque.

"Tuvimos una sola situación, la del cabezazo de Blandi. Jugando así, es muy difícil", comentaban entre los dirigentes con calentura a flor de piel. Y remarcaban la baja producción y la falta de desequilibrio en lo individual. Consideran que las responsabilidades son compartidas y no hay una sola parte culpable.

"No sabemos jugar la Copa", decía Daniel, que llegó desde Buenos Aires junto a sus amigos Jorge y Darío, mientras caminaba cabizbajo a la salida del estadio Santa Laura. Sin saber si existen las fórmulas del éxito en este torneo tan prestigioso como esquivo, la historia más cercana parece darle la razón. Porque, salvo por la edición 2008, en la que el San Lorenzo de Ramón Díaz cayó con la Liga de Quito de Edgardo Bauza en cuartos, en este nuevo milenio el común denominador fue la despedida temprana, en fase de grupos: le pasó en 2000, 2001, 2002, 2005 y 2009. Quizás ahora también influya la falta de experiencia: salvo Romagnoli (69 partidos), ningún jugador del plantel llega a los 30 encuentros internacionales.

Muchos ya se preguntan cuánto más va a durar el entrenador.


"Ni pensamos en sacarlo" es la frase contundente. El pasado respalda ese pensamiento dirigencial. El pasado lo certifica: con Matías Lammens, el presidente, a la cabeza, la Comisión Directiva bancó a Pizzi en sus peores momentos. También Ignacio Piatti, uno de los grandes excluidos en Chile, bancó al entrenador al arribar a Ezeiza: "Confiamos en Bauza. Es bueno que el próximo partido sea en Ecuador porqué el allá conoce todo. Estamos tranquilos porque dependemos de nosotros". A Bauza se lo vio bien, mostrándose fuerte, tanto en el hotel Hilton Aeropuerto como en el vuelo de regreso.

"Si algo está enfermo, está con vida", remarca la letra de "Terapia intensiva", tema de Soda Stereo. Porque, aunque ahora siguen tres partidos -Gimnasia LP, Independiente del Valle y Tigre- como visitante (condición en la que, entre Copa y torneo, San Lorenzo sacó apenas cuatro de 18), el sueño no se abandona tan fácilmente. Coinciden los dirigentes: "Está muy difícil, pero podemos ganar los dos partidos.

No es imposible ". Esperan que el sueño se doble, pero no se rompa.

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