Siempre que caminaba por la galería de nombre "La Gran Vía" acá en Tucuman, había un señor que francamente me daba un poco de miedo, cabe aclarar que yo era un niño de tan solo 12 años.
Este señor era una persona anciana que se paraba en el medio de la galería. El siempre llevaba un traje de color Celeste con una roza en su corazón. Yo lo miraba de reojo pero siempre podía apreciar que sus ojos miraban siempre al mismo lugar, tal vez con vergüenza, ¿Pero de que?
El vendía cubanitos con dulce de leche. Los tenia a todos apilados en una bandeja que estaba en su mano derecha.
Nunca me atreví a comprarle nada porque como dije, yo le tenia miedo.
Paso un largo tiempo.
Tengo 19 años y hace un tiempo me acorde de este personaje porque francamente me pareció algo estúpido haberle tenido miedo de chico, y acordándome del miedo que le tenia, no podía recordar su rostro así que me decidí a comprarle un Cubanito a este hombre.
El estaba ahí, con sus ojos perdidos en la multitud de gente que pasaba hora tras hora Y con su hermoso traje color celeste.
-Hola señor, me vende uno por favor?- Le pregunte
-Claro Mijo, como no- Me contesto. Primera vez que escuchaba su voz, y la verdad sentí unas inmensas ganas de darle un abrazo.
-Como se llama Don?- Le pregunte
-Carlitos rojas, Mijo- Me contesto
-Un gusto Don- Le dije
No sabia si era un malo preguntarle algo a alguien que prácticamente no conocía, pero mientras comía mi Cubanito me anime a preguntarle
-Hace cuanto que trabaja acá, Don?-
El me miro y me contesto con una sonrisa en su rostro
-Hace mas de 40 años, Mijo-
-A la mierda, que trayectoria- Le dije con tono gracioso
-Desde chiquito trabajo, mis papas murieron cuando yo tenia 10 años asi que sali a buscar chamba-
No tenia ni la mas palida idea de lo que era salir a buscar chamba, pero imagine que se refería a buscar trabajo.
El me seguia contando cosas de su trabajo como por ejemplo que tiene mas de 1 traje con el que sale a trabajar.
El nunca va a dejar de vender, solo hasta que su dia le llegue, me comento. Y que muchas personas le decian "Rojitas!" Y que a el le llenaba de emoción, me lo dijo con los ojos llorosos.
La verdad, hablar con esta persona fue toda una experiencia que hoy en dia, todas las semanas voy y le compro un cubaito al Don Rojitas.
Siempre me cuenta mas de su vida. El vendia en los colegios a principios de su carrera y que el no le dice golosinas o cubanitos a lo que vende, para nosotros es su producto y lo refiere como tal. Siempre con un buen trato para con los demas.
Tal vez el Don no se acuerde de mi nombre, Pero yo me voy a acordar toda mi vida del Don Rojitas.
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