El Virrey no ahorró elogios para sus dirigidos; además, ante los rumores que hicieron circular los dirigentes, tiene una decisión: él no se va
El Mundo Boca está sacudido. El flojo rendimiento del equipo en el inicio del semestre trajo más dudas que certezas. Más disputas que coincidencias. El 0-3 ante Atlético de Rafaela encendió la mecha para que la dirigencia xeneize comience con una raid mediático, aunque desde la sombra, para sacar a la luz lo que ellos piensan y prefieren "callar": Carlos Bianchi tiene plazos.
El entrenador, respaldado por su idolatría y sus títulos, sabe que cuenta con el aval de los hinchas. Además, se cree en condiciones y con fuerzas para revertir la pálida imagen, que fue casi una constante en más de un año y medio, alternada con pequeñas rachas positivas que le dieron bocanadas de aire.
En la intimidad, el Virrey se mostró ante sus dirigidos con el mismo entusiasmo que siempre lo caracterizó. Necesita contagiar al plantel y, por eso, su reiterado discurso titulado "jugamos bien" es un técnica para evitar las críticas públicas, que ya le trajeron algunos problemas frente a sus dirigidos. Así como también sus palabras en el vestuario: "Son el mejor plantel que tuve desde que regresé a Boca", habría pronunciado.
Pese a que muchos dirigentes ven el ciclo como terminado, el DT se mantiene firme en sus convicciones. Él no abandona, mucho menos cuando el barco parece estar en pleno hundimiento. En su círculo íntimo, Bianchi habría dicho: "Si quieren que me vaya, me van a tener que echar. Me van a tener que pagar hasta el último centavo del contrato".
Carlos Bianchi tiene esencia ganadora. Esta batalla, para él, no será la excepción..
0 comentarios:
Publicar un comentario